Llevaba semanas dándole vueltas a si escribir en el blog sobre el Black Friday o tratar otros temas que tengo pendientes y que me resultan más interesantes, la verdad. Pero el otro día Ana, del podcast Placebos de la Moda, me lanzó la siguiente pregunta por Instagram “¿Cuál es la realidad a la que se enfrenta un proyecto pequeño y transparente ante el Black Friday?
El Black Friday nació en uno de los países más consumista del mundo, EEUU. La razón de que surgiera este movimiento no fue otra, que intentar mantener los altos picos de consumo, que empezaban en el día de Acción de Gracias y terminaban en Navidad, los dos momentos de mayor consumo de la sociedad norteamericana. Así conseguían que ese consumo atroz se alargara durante un periodo más largo de tiempo aún. Esta práctica con el tiempo se ha extendido a medio mundo, convirtiéndolo en una de las épocas de mayor consumo a nivel mundial.
Pero, ¿cómo afronta una marca sostenible, que aboga por un consumo consciente, competir con lo opuesto a lo que defiende? ¿Cómo podemos convencer a las consumidoras para que compren nuestros productos, más verdes y respetuosos, en vez de estos productos super rebajados? En medio de esta lucha nació Green Friday, con un discurso más reflexivo, pero que en mi opinión, tiene un fondo muy parecido. Rebajar el precio para intentar vender más.
Como meras observadoras en esta guerra de “superventas”, nos encontramos pequeñas empresas como Jostun, que poco podemos hacer. ¿Qué sentido tiene que una marca con valores socialmente éticos y respetuosa medioambientalmente, entre en este juego? Durante todo el año, nos esforzamos por explicar en qué condiciones de explotación se produce la mayoría de la ropa que compramos y las consecuencias medioambientales que tiene la segunda industria más contaminante del planeta. Nos abrimos en canal para que nuestras clientas vean, dónde y de qué manera producimos nuestras prendas, y les explicamos por qué una camiseta de nuestra marca no puede costar 5€. Entonces, ¿no es lógico entender que no tenemos nada que ver en esto? ¿podemos en unos días cargarnos el discurso de todo un año? ¿cómo voy a animar a mis clientas a comprar compulsivamente, cuando defiendo un consumo consciente?
Mi respuesta a Ana, la tengo clara, “no puedo, ni quiero enfrentarme a este día” Mi camino es otro muy distinto. La de concienciar y defender otro tipo de consumo. Más respetuoso, más consciente, menos impulsivo, menos abusivo, menos consumista. No voy a defender un Black Friday que a lo único que nos lleva es a un Black Future.